Este tipo de tumores es uno de los más sencillos de prevenir. Detectarlo a tiempo hace que las posibilidades de curación sean superiores al 90% y permite tratamientos menos invasivos. Se recomienda que las personas sin antecedentes personales o familiares que aumenten el riesgo, se realicen a partir de los 50 años un test de sangre oculta en materia fecal de manera anual y, en caso de producirse un resultado positivo, se hagan una colonoscopía.