Desde el inicio de la pandemia en el país, en Marzo de 2020, los y las trabajadores de la salud han luchado incansablemente contra este virus que asola al mundo.
Han puesto en riesgo sus vidas y muchas veces las de sus familias en pos de aquello que han jurado defender, la salud de sus pacientes. El costo ha sido alto, a Abril de 2021 al menos 588 profesionales de la salud han fallecido por causa directa del virus (1) y 78.912 (2) contrajeron coronavirus, lo que implica que 15 de cada 100 sufrieron la enfermedad. El 87% del total de contagiados pudo recuperarse. Pero las secuelas que el COVID ha dejado en los trabajadores ha sido demasiado costosa. Según un estudio del Grupo de evaluación y seguimiento del Personal de Salud el 45% de los trabajadores de la salud piensan que están a punto de estallar. Y la irritabilidad crece a un 65% de los consultados. Además, un 57% de los profesionales de la salud sufren trastornos del sueño. Entre los indicadores de depresión de los trabajadores, la irritabilidad subió del 34% al 54% y los indicadores de ansiedad se incrementaron del 53% al 73%. También, la percepción de que el cansancio interfirió en su performance creció del 67% al 71% y la percepción de que empeoró el clima laboral se incrementó del 68% al 86%.(3)
La lucha no parece terminar, cuando una ola finaliza, poco tiempo después llega la siguiente y nuevamente ellos y ellas están dispuestos y dispuestas a darlo todo por su vocación.
En este momento en que los y las trabajadores de la salud de Argentina reclaman un aumento en sus salarios del 45%, situación que los mismos empresarios han reconocido justa pero argumentan que no pueden pagar, desde OSINSA esperamos que al menos este mínimo reconocimiento les sea otorgado, una mejora económica que les brinde un poco de tranquilidad a ellos y sus seres queridos en estos momentos difíciles.
(1)Fuente: Grupo de evaluación y seguimiento del Personal de Salud “Preocupa la salud mental del personal de salud afectado a la atención de pacientes con COVID-19”
