Los beneficios inesperados de la vacuna contra el coronavirus.

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Expertos sugieren que puede “entrenar” el sistema inmunitario y, en consecuencia, fortalecerlo.
Mientras hay personas que todavía están preocupadas por los efectos secundarios de las vacunas contra el COVID-19, en algunos casos se encontró que las dosis desarrolladas para proteger contra el virus de alguna manera mejoraron el dolor crónico y otros problemas de salud.

Un caso claro es el de Joan Wakefield que apenas podía caminar durante los últimos seis meses. El hombre de 72 años de Stockport, Inglaterra, pasó por un reemplazo de rodilla en octubre y, desde entonces, sufrió infecciones en el tejido cicatricial, lo que le provocó terribles dolores.

Luego, a principios de este mes, recibió la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19 de AstraZeneca. “Me desperté a la mañana siguiente y el dolor y la rigidez de las piernas se habían ido”, afirma a medios locales.

“No podía creerlo. Bromeé con mi pareja sobre si la vacuna tenía algo que ver. Antes, ni siquiera podía doblar mi pierna. Ahora puedo extenderla completamente, e incluso ponerme medias y zapatos sin ayuda. Soy optimista de que podré volver al trabajo más pronto que tarde”, se ilusiona.

Pero éste no es el único testimonio de este tipo, ya que otras personas también notaron cambios inusuales en sus otros problemas crónicos de salud. Una mujer escribió que su marido había disfrutado de una noche completa de sueño por primera vez desde su diagnóstico de un trastorno que le impedía descansar bien desde hace 15 años.

La mayoría de los consultados cree que la vacuna “despertó” el sistema inmune y atacó otros problemas de salud. Y bien podría ser cierto. Los científicos documentaron los beneficios inesperados de las vacunas durante décadas, los registros son conocidos médicamente como “efectos no específicos”.

Antecedentes de los otros “efectos secundarios” de las vacunas
Estudios realizados en las décadas de 1970 y 1980, por el científico danés Peter Aaby, determinaron que la vacunación masiva contra el sarampión en las comunidades de África Occidental redujo el riesgo de muerte infantil en un tercio, pero sólo el cuatro por ciento de esta disminución fue explicada por más personas que sobrevivieron al sarampión.

En la década de 1970, investigadores rusos también encontraron que la inoculación de personas contra el poliovirus redujo la muerte por gripe y otras infecciones hasta en un 80 por ciento.

Actualmente, científicos holandeses y griegos afirman que estudiaron si vacunar a los adultos mayores contra la infección bacteriana tuberculosis con BCG podría protegerlos de otras infecciones comunes que los debilitan y les causan una posible internación. El estudio encontró que casi el doble de infecciones ocurría en el grupo que recibió un placebo, en comparación con las personas vacunadas.

La profesora Sheena Cruickshank, inmunóloga de la Universidad de Manchester, Inglaterra, no cree en esta teoría e insiste en que hay una explicación diferente: “La pandemia fue muy estresante, y a menudo subestimamos el efecto del estrés en nuestro sistema inmunológico”.

La especialista sospecha que la vacuna será un alivio para muchos, reduciendo inmediatamente los niveles de estrés. “El efecto beneficioso sobre el sistema inmunitario puede ser instantáneo. Es asombroso”, remarcó.
Fuente: www.tn.com.ar