Los casos más severos de pérdida de olfato ocurren en los cuadros leves de COVID-19

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Según un estudio en pacientes europeos, la prevalencia de la disfunción olfativa fue significativamente mayor en las formas leves de la infección por SARS-CoV-2 en comparación con las formas moderadas a críticas. Casi una cuarta parte de los afectados no había recuperado el olfato luego de 60 días.
La pérdida del olfato parcial o total es un síntoma característico de la enfermedad por el coronavirus 2019. Y desde que se identificó esa manifestación se vio que puede ser un síntoma aislado o asociado con otros síntomas generales y otorrinolaringológicos.

En estos meses de circulación viral, los médicos estudiaron el alcance de esta pérdida olfativa, su manifestación y la posterior restitución. Ahora, un estudio reciente publicado en el Journal of Internal Medicine analizó su prevalencia y recuperación en pacientes con diversos grados de gravedad de COVID-19 y descubrió que la disfunción olfativa (DO) es más prevalente en las formas leves de la enfermedad que en las formas moderadas a críticas.

Los investigadores estudiaron 2581 pacientes con COVID‐19 de 18 hospitales europeos, desde el 22 de marzo al 3 de junio de 2020 y hallaron que la prevalencia de DO fue significativamente mayor en la forma leve (85,9%), 4,5% en los casos moderados y del 6,9% en los casos graves a críticos.

Asimismo, concluyeron que la duración media de la disfunción olfativa informada por los pacientes fue de 21,6 días, pero casi una cuarta parte de los pacientes afectados informaron que no habían recuperado el sentido del olfato 60 días después de perderlo. Ese porcentaje coloca a la disfunción olfatoria como el síntoma más prevalente, por delante de los típicamente respiratorios provocados por el coronavirus: tos, dificultad para respirar o fiebre, presentes en el 40%-50% de los casos.

La DO desapareció en el 95% de los pacientes con respecto a las evaluaciones olfativas objetivas a los seis meses.

“Teniendo en cuenta tanto los datos subjetivos como los objetivos, podemos sugerir que la tasa de recuperación a los 60 días varía del 75% al 85%. Curiosamente, podemos identificar varios perfiles de gravedad de la DO porque más de un tercio de los pacientes informaron recuperación del olfato dentro de los 14 días posteriores al desarrollo de la DO, mientras que un tercio no se recuperó dentro de los 45 días”, aseguraron los investigadores.

Jérome Lechien es investigador de la Universidad de Mons, en Bégica, y coautor del estudio, y destacó que el síntoma “es como una marca natural para reconocer la firma del virus”. “Cuando compruebas la prevalencia de la disfunción olfatoria entre todos los grupos con respecto a la gravedad, se puede observar que en pacientes graves o críticos, se da apenas en el 10% de los casos”, aseguró.

Consultada por Infobae, la médica otorrinolaringóloga Stella Maris Cuevas (MN 81701) explicó que “las personas con COVID-19 pierden el olfato de manera abrupta, muchas acompañado de alteraciones del sabor y del gusto (disgeusia). Se trata de una pérdida cuantitativa”. Y tras resaltar que “muchos de estos pacientes recuperan el olfato a los pocos días, en el transcurso de los 10 días que dura aproximadamente el período de contagio”, señaló que “hay otros que lo recuperan más rápido, a los dos o tres días; en estas personas suele ser el único síntoma de la enfermedad”.
“Pero existe un porcentaje de pacientes que sufren de una alteración cualitativa, esto significa que se pierde la calidad de lo que se huele -amplió-. Esto se conoce con el nombre de parosmia (alteración de la percepción de lo que se huele) o disosmia, que es la distorsión de los olores”.

Según la experta en olfato, alergista y expresidenta de la Asociación de Otorrinolaringología de la Ciudad de Buenos Aires (AOCBA), “si bien la recuperación del olfato en el contexto de COVID-19 es muy variable, un factor común es lo que sienten los pacientes con anosmia”. “Estas personas se deprimen al notar la falta de este sentido, con aumento de la ansiedad a medida que se dan cuenta de la importancia del olfato en la vida diaria: el olfato da el 80% del sabor y así se afecta la degustación de la comida; interfiere en la higiene personal y del hogar y causa honda preocupación acerca de la persistencia del cuadro”, aseguró.

Para los investigadores europeos, “la alta prevalencia de DO en pacientes con COVID-19 respalda la necesidad de que los médicos de atención primaria, otorrinolaringología y neurólogos puedan asesorar a los pacientes sobre la probabilidad de recuperación e identificar a aquellos en riesgo de DO persistente de tal manera que las estrategias terapéuticas puedan dirigirse de manera apropiada”.
Fuente: www.infobae.com