Hay más de 40 proyectos en distintos países. Dos ya iniciaron pruebas en humanos.
Las vacunas son la forma más segura y eficaz de protegerse contra virus y bacterias. Junto al agua potable, son la segunda intervención de salud pública más importante: cada año evitan de 2 a 3 millones de muertes a nivel global. La pandemia provocada por el nuevo coronavirus -para el que tampoco hay tratamiento específico- expone con crudeza la amenaza y los costos sanitarios y económicos que implica enfrentar el desafío sin la herramienta más efectiva.
Impulsadas por la emergencia y el desembolso de recursos extraordinarios, más de 40 candidatas a vacuna para prevenir la enfermedad COVID-19 avanzan a una velocidad sin precedentes, según un relevamiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La primera en probarse en humanos
El director de la OMS, Tedros Adhanom Gebreyesus, celebró el martes 16 el inicio de las primeras pruebas en humanos de una de las candidatas a vacuna contra el nuevo coronavirus. “A sólo 60 días después de que China compartiera la secuencia genética del virus, se trata de un logro increíble”, afirmó sobre el ensayo que se lleva adelante en el Kaiser Permanente Washington Health Research Institute (KPWHRI), en Seattle, financiado por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID), que forma parte de los Institutos Nacionales de Salud.
Son 45 los voluntarios sanos de 18 a 55 años que participarán durante 6 semanas del ensayo clínico de fase 1, dirigido por la investigadora Lisa Jackson. Recibirán dos inyecciones, aproximadamente con 28 días de diferencia.
En esta instancia, el estudio evalúa diferentes dosis de la vacuna experimental para determinar su seguridad y su capacidad para inducir una respuesta inmune en los participantes (su inmunogenicidad). Se trata del primero de múltiples pasos en el proceso para evaluar su beneficio potencial.
Encontrar una vacuna segura y efectiva para prevenir la infección por SARS-CoV-2 es una prioridad urgente de salud pública, afirmó Fauci, que es director del NIAID. Este estudio de fase 1, lanzado a una velocidad récord, es un primer paso importante hacia ese objetivo.
La vacuna, que demostró ser “prometedora” en modelos animales, se llama ARNm-1273 y fue desarrollada por científicos del NIAID y la compañía biotecnológica Moderna Therapeutics, con sede en Boston. La CEPI apoya el proyecto que, hasta ahora, es el que se encuentra en fase más avanzada.
Son la última tecnología en vacunas (las basadas en ARNm) y, por ende, no hay aprobadas todavía, aunque hay varias en fase clínica de investigación (es decir, que superaron los ensayos en animales). Tienen la enorme ventaja de permitir una respuesta temprana a una epidemia o brote de un agente infeccioso, explica Malchiodi.
¿Cómo actúa? EL ARN mensajero se introduce en la célula y utiliza la maquinaria de producción de proteínas normales parar reproducirse. Como la proteína es extraña, el sistema inmune la reconoce, por lo que se espera que genere una respuesta robusta que evitará que el virus al infectar al individuo se propague, lo que lo mantendría protegido.
La candidata china
Apenas un día después de que Estados Unidos anunciara que iniciaba ese ensayo clínico, el Ministerio de Defensa de China comunicó al mundo que había desarrollado “con éxito” una vacuna contra el nuevo coronavirus. El proyecto también entró en fase de investigación clínica con 108 voluntarios de 18 a 60 años en quienes probarán tres dosis diferentes para evaluar su seguridad y cuál induce una mejor respuesta.
A diferencia de la vacuna basada en ARNm que se prueba en Estados Unidos, este proyecto chino es el vacuna recombinante basada en vectores de adenovirus.
Europa invierte en el desarrollo alemán
Europa, al igual que Estados Unidos y China, tiene varios proyectos en danza, en los cuales están involucradas institutos de investigación, universidades y laboratorios. La Universidad de Oxford y el Instituto Jenner trabajan, por ejemplo, en una vacuna recombinante que emplea como vector el adenovirus y que ya fue probada en modelos para MERS, gripe, Chikunguña, malaria y tuberculosis. Mientras que el Instituto Pasteur (Francia) trabaja en conjunto con la Universidad de Pittsburg (Estados Unidos) y la biotecnológica austríaca Themis Bioscience en una vacuna recombinante que utiliza el virus de sarampión.
Pero las mayores expectativas están puestas en el laboratorio alemán CureVac, al que la Comisión Europea prometió un desembolso de 80 millones de euros en forma de garantía a un préstamo por el mismo monto del Banco Europeo de Inversiones.
La vacuna somos nosotros
Desde la OMS insisten en que todo los esfuerzos por contener el virus y frenar la propagación del virus salvan vidas porque permiten distribuir los casos en el tiempo y que el sistema sanitario no colapse. A su vez dan tiempo a los investigadores para identificar tratamientos efectivos y desarrollar vacunas. Entre esos esfuerzos, las medidas de aislamiento y de higiene de manos y respiratoria son las alternativas más efectivas.
La pandemia de COVID-19 nos demuestra qué es lo que sucede en una población cuando circula un virus fácilmente transmisible para el cual no hay vacuna ni tratamiento. Por eso es fundamental entender que si circulan las personas, circula el virus. Si nos quedamos en casa, el virus no circula. La única vacuna somos nosotros, concluye la infectóloga Florencia Cahn, presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología.
#Quedateencasa