En el Día Mundial contra esta enfermedad incurable, expertos alertan la importancia del acompañamiento terapéutico para llevar adelante la vida del paciente.
Existe una enfermedad terrible que devasta físicamente a quienes la padecen y anímicamente a sus allegados. Se trata de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), que hace unos 5 años se dio a conocer masivamente por el desafío del baldazo de agua congelada y a partir de la difusión de los casos de famosos afectados por la enfermedad.
Esto generó apoyo a nivel mundial para la investigación sobre la enfermedad y hacia las personas que padecen de esta condición que en la Argentina suman más de 3000 personas, con 800 casos nuevos por año.
La ELA es un grupo de enfermedades neurológicas raras que afectan principalmente a las células nerviosas (neuronas) responsables de controlar el movimiento muscular voluntario. Los músculos voluntarios producen movimientos como masticar, caminar y hablar.
La enfermedad es progresiva, lo que significa que los síntomas empeoran con el tiempo. Actualmente, no hay cura para la ELA y no hay un tratamiento efectivo para detener o revertir la progresión de la enfermedad que afecta a personas de entre 40 a 70 años, daña y mata todas las neuronas motoras y atrofia los músculos.
En el Día Mundial Esclerosis Lateral Amiotrófica los expertos informan que es una patología compromete de manera completa al sistema motor voluntario. Se caracteriza por atrofia y disminución de la fuerza de los músculos de los miembros, del tronco, de la deglución, de la fonación y de la respiración. Todo es consecuencia del daño y muerte de las neuronas motoras, o sea, las que sirven para dar movimiento.
«En el sistema nervioso los mensajes los transmiten las neuronas. Las neuronas que reciben estímulos y son el camino de entrada son las sensitivas, las que conectan neuronas entre sí son las asociativas, y las que estimulan un efector como el músculo y son la salida, son las motoras, éstas son las únicas que se comprometen en la esclerosis lateral amiotrófica», explicó a Infobae el doctor Alejandro Andersson, médico neurólogo, director del Instituto de Neurología Buenos Aires.
Y agregó: «Si las neuronas se dañan, los músculos no reciben más los estímulos de las neuronas motoras, se debilitan y se atrofian. Ocurre con todos los músculos del cuerpo, incluso con los respiratorios».
Según estadísticas internacionales hay 1 a 2 enfermos por cada 100 mil habitantes. En la Argentina, es posible extrapolar esas cifras y que haya unos 600 a 800 enfermos. En la relación hombre: mujer se ven 13 hombres por cada 10 mujeres.
El 30 al 50% de los pacientes fallece a los 3 años, pero el 10% todavía vive luego de 10 años de enfermedad.
Fuente: www.infobae.com