Cuándo y cómo terminan las pandemias: entre la medicina, la biología y lo social

676
Pasaron 2 años desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote de COVID-19 como pandemia y, desde entonces, todo el mundo se pregunta lo mismo: ¿cuándo terminará?.

No es una respuesta sencilla, dado que históricamente “el final” de una epidemia pocas veces parece responder a un único parámetro ni es experimentado al unísono.

En momentos en que la mayoría de los países occidentales relajan las restricciones y las medidas de prevención y la sociedad convive con la “nueva normalidad”, surgen las preguntas.

¿Cómo podemos saber cuándo terminan las epidemias? ¿Quién decide cuándo es el final? ¿Estamos transitando el tan anunciado comienzo del fin de la pandemia del coronavirus?

Qué dice la epidemiología

Para saber cuándo finaliza una pandemia, primero se debe ir para atrás y entender cuándo comienza. Señala la viróloga Mariana Viegas, investigadora del Conicet y coordinadora del Proyecto Argentino Interinstitucional de Genómica del SARS-CoV-2.

“Una pandemia ocurre cuando aumenta en forma abrupta y significativa el número de casos de una infección determinada -en este caso del SARS-CoV-2- . Y empieza a afectar la salud pública.

El virus comienza a diseminarse por todos los países y a tener una afectación global”, explicó a Chequeado.

¿Cuándo debería finalizar? “Cuando ocurra lo contrario, cuando ese aumento significativo de casos deje de ser tal que ya no tengan impacto en la salud pública de todos los países que estaban siendo afectados”, agregó.

Desde un punto de vista epidemiológico, entonces, la pandemia habrá terminado cuando disminuyan los principales indicadores.

Sin embargo, la historia sugiere que los finales de las pandemias no siempre son tan claros.

El historiador de la Universidad de Rutgers (EE.UU.), Nükhet Varlik, toma como ejemplos la malaria, la tuberculosis, la lepra y el sarampión.

Para señalar que, “una vez añadidas al repertorio de patógenos que afectan a las sociedades humanas, la mayoría de las enfermedades infecciosas están aquí para quedarse”.

Sólo la viruela ha sido completamente erradicada, gracias a una intensa campaña de vacunación mundial.

Muchos investigadores sospechan que el virus SARS-CoV-2, causante de la COVID-19, se convertirá en endémico.

Lo que significa que siempre estará presente, con un cierto nivel de transmisión constante. Los virus que causan la gripe y el resfriado común, por ejemplo, son endémicos.

“Hasta ahora, cada vez que irrumpió un virus de manera abrupta en la población humana genera un brote sin precedentes en todos los países -como fue la gripe H1N1 en 2009-.

Y en algún punto, ya sea por inmunidad de la población, porque se instala una vacuna o porque baja la incidencia de esa infección, de alguna manera el virus es controlado”, sostuvo Viegas.

Y agregó: “En el caso del coronavirus, tenemos el ejemplo del SARS-CoV-1 que no se transformó en endémico y el MERS que no llegó a ser pandemia.

Pero hay otros coronavirus, que causan los resfríos comunes, que no produjeron pandemia en el momento que emergieron en la población humana pero, sin embargo, son endémicos”.

¿Quién puede decir cuándo finaliza una pandemia?

En sentido estricto, sólo la OMS. El Comité de Emergencias de la OMS es responsable de la coordinación internacional de la respuesta a las epidemias.

Tras la pandemia de coronavirus del SARS-CoV-1 de 2003, este organismo recibió la facultad de declarar el inicio y el fin de las Emergencias de Salud Pública de Importancia Internacional (PHEIC, por sus siglas en inglés).

Sin embargo, determinar cuándo ha terminado un brote de una enfermedad es incluso difícil para la OMS. Sostienen Ruth Ogden y Patricia Kingori, investigadores de la Universidad de Oxford (Reino Unido).

El brote de ébola que comenzó en 2018 en la República Democrática del Congo fue declarado finalizado por la OMS en 2020, pero posteriormente volvió a suceder un rebrote. Esta reactivación se volvió a declarar terminada en diciembre de 2021.

Un fenómeno sociológico

Las pandemias no son un mero fenómeno biológico. Están inevitablemente enmarcadas y moldeadas por nuestras respuestas sociales a ellas.

En el artículo “El final de la pandemia no será televisado”, publicado en la revista The British Medical Journal.

Los académicos David Robertson y Peter Doshi plantean que el final de la pandemia no se producirá tras la consecución de la inmunidad de rebaño o una declaración oficial.

Sino de forma gradual y desigual, a medida que las sociedades dejen de estar pendientes de los casos y muertes.

“El final de la pandemia es más una cuestión de experiencia vivida, y por tanto es un fenómeno más sociológico que biológico”, sostienen.

“Como un periodo extraordinario en el que la vida social dio un vuelco, la pandemia de la COVID-19 terminará cuando apaguemos nuestras pantallas y decidamos qué otros asuntos merecen de nuevo nuestra atención.

A diferencia de su comienzo, el final de la pandemia no será televisado”, concluyen.

Para el doctor en ciencias sociales Daniel Feierstein, investigador del Conicet y autor de “Pandemia.

Un balance social y político de la crisis del COVID-19” las pandemias pueden tener 2 tipos de finales:

1) Un final epidemiológico, que se basa en la evolución de la tasa de contagio de la enfermedad. Y que implica que la reproducción de la misma se detiene o que las medidas implementadas por el ser humano (vacunas, tratamientos o intervenciones no farmacológicas) le quitan su peligrosidad.

2) O un final sociológico, que se basa en una decisión de carácter socio-político sobre la falta de importancia de la enfermedad. Que no necesariamente se deriva de la información epidemiológica sino de cómo la misma es interpretada socialmente.

“En el caso de la COVID-19, si bien observamos ambas, es mucho más claro un final sociológico cuanto menos en todo el mundo occidental.

(La decisión de que el costo en muertes o efectos a largo plazo no justifica ninguna modificación del orden existente. Algo que vemos que no comparte China, que sigue luchando contra el COVID-19 en estos días)”, explicó a Chequeado Feierstein

Tampoco el “final” de la pandemia se experimenta al unísono, ya que hay regiones que pueden verse afectadas en períodos distintos o porque los sistemas de salud ofrecen respuestas distintas.

“Pero también porque las representaciones sociales no se construyen de modo uniforme en todo el planeta.

Es así que China, por ejemplo, continúa luchando contra la propagación y ha tenido un número minúsculo de muertes en relación a su población. Y el conjunto del mundo occidental ya ha incorporado a las muertes COVID-19 como ineluctables y como parte del panorama epidemiológico”, manifestó.

Hacia el principio del fin

¿Estamos transitando el tan anunciado comienzo del fin de la pandemia de coronavirus?

“Creo que en un sentido sociológico sin dudas ya hemos ingresado en la etapa final de la pandemia. Algo que solo podría ser quebrado por la aparición de una variante especialmente letal y con escape a las vacunas.

Pero para incidir en su capacidad de impedir ese final sociológico debería implicar tasas gigantescas de letalidad que multipliquen varias veces lo observado por el COVID-19 durante estos años o el colapso de los sistemas de atención”, sostuvo Feierstein.

Pero que se haya ingresado al fin de la pandemia en un sentido sociológico no quiere decir que ello sea equivalente en un sentido epidemiológico, advierte el sociólogo.

“Los datos duros de salud no permiten augurar el fin de la pandemia sino más bien la declamada ‘convivencia’ con el virus. Lo que implicará aceptar un aumento de los muertos anuales por enfermedades respiratorias.

Y otro aumento (por ahora difícil de medir) de las muertes asociadas al COVID-19 prolongado. Como comienza a aparecer en el análisis del ‘exceso de muertes’ en gran parte del mundo durante 2020 y 2021.

Sin embargo, no parece que en el mundo occidental ello resulte suficiente para poner en cuestión el ‘fin’ de esta pandemia”.

Para Viegas, por más que la sociedad decida el final de la pandemia del coronavirus. El virus seguirá circulando y causando nuevos casos porque no responde a un fenómeno social sino biológico.

“El problema es que en tanto el virus circule y circule y no haya vacunas que prevengan la infección. Siempre vamos a estar en riesgo de que emerja una nueva variante porque hay muchos países que tienen bajas tasas de vacunación.

Y porque es un virus nuevo del que momento a momento vamos aprendiendo cosas nuevas. Por eso, hay que seguir cuidándose hasta saber qué va a ocurrir con este virus”, explicó.
Fuente: www.chequeado.com