Coronavirus: ¿qué son los supercontagiadores?

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A fines de febrero último un servicio religioso en la ciudad de Daegu, en Corea del Sur, causó miles de casos de coronavirus en pocos días. Al rastrear el origen de los contagios los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Corea (KCDC, por sus siglas en inglés) vieron que al menos un centenar de casos se vinculaban a la paciente 31, una mujer de 61 años que había asistido a la Iglesia con síntomas de la enfermedad.

Muchos brotes explosivos de contagio se asocian a misas, eventos deportivos, fiestas populares o reuniones familiares, como el baby shower de Necochea que causó 29 casos confirmados. A medida que se analiza cómo se expandió el SARS-CoV-2 (el virus causante de la enfermedad COVID-19) por todo el mundo, los científicos van documentando episodios como estos en los que una sola persona es la responsable del contagio de grandes grupos. Estas personas son conocidas como super spreader o supercontagiadores.

El fenómeno no es nuevo, ya se había observado en otras epidemias, como las de los virus SARS (2003) y MERS (2012). Desde hace 2 décadas, epidemiólogos han postulado la regla 20/80, el 20% de las personas causan el 80% de las nuevas infecciones, lo que supone que hay individuos que infectan a más contactos en comparación con la media.

Sin embargo, aún se desconoce el real impacto de los supercontagiadores en la diseminación del SARS-CoV-2 y hasta la propia definición del término está en discusión. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) prefiere hablar de eventos de supercontagio y no de personas, para evitar la estigmatización.

Algunas evidencias
Varios trabajos recientes revelan la importancia del supercontagio en la actual pandemia. Son resultados preliminares porque aún no han sido revisados por otros investigadores, pero coinciden, hasta el momento, en sus conclusiones. A través del rastreo de contactos, investigadores de la Universidad de Hong Kong estimaron que el 20% de los casos fueron responsables del 80% de la transmisión local. “Las autoridades de salud pública deberían centrarse en el rastreo rápido y la cuarentena de los contactos, junto con el distanciamiento físico para evitar eventos de supercontagio en entornos sociales de alto riesgo”, concluye el estudio.

En España, otro estudio encabezado por el genetista Antonio Salas Ellacuriaga, investigador de la Universidad de Santiago de Compostela, ha reconstruido el árbol evolutivo de 5 mil genomas de SARS-CoV-2 secuenciados en 70 países de todo el mundo, incluido la Argentina. “Observamos unos patrones de la variabilidad genética que son compatibles con la figura de un supercontagiador. Un genoma que se repite muchas veces y a partir de ahí derivan otros genomas con una mutación o 2 alrededor de ese epicentro”, explicó Salas Ellacuriaga.

En Israel, otro trabajo similar que analizó el genoma viral para conocer la dinámica de transmisión del virus detectó “altos niveles de heterogeneidad” en la transmisión de SARS-COV-2, “con entre 1-10% de los individuos infectados generando el 80% de las infecciones secundarias”, escriben los autores de la Universidad de Tel Aviv.

Mayor facilidad de contagio
¿Por qué algunas personas transmiten el virus más que otras? Es una pregunta que desvela a los científicos. “Se sospecha que existen ciertas características que se pueden dar conjuntamente en una persona para que sea más contagiosa, como por ejemplo que tenga una mayor carga viral, que sea asintomática o que tenga períodos de incubación muy largos”, sostiene Salas Ellacuriaga.

“Uno de los aspectos que más nos interesan a los genetistas es investigar la posibilidad de que existan variantes genéticas en determinadas personas que facilitan o que están relacionadas a esa predisposición a facilitar el contagio. Personas que tienen más secreciones respiratorias, más sudor, ciertas características fisiológicas que a lo mejor facilitan el supercontagio”, agrega.

También es importante la oportunidad de propagar el virus. Por ejemplo, parece haber más transmisión en sitios cerrados donde se permanece mucho tiempo, sobre todo si se habla en voz alta o se canta. Un estudio en Japón concluyó que la probabilidad de contagio en lugares cerrados es casi 19 veces mayor que en sitios al aire libre.

¿Qué es el parámetro K?
El SARS-CoV-2 ha demostrado que puede transmitirse de una persona a otra con bastante facilidad. Por el momento, la OMS estima que el número básico de reproducción (R0), el número promedio de nuevas infecciones causadas por cada paciente, es entre 2 y 3. Esto quiere decir que cada persona infectada puede a su vez infectar a 2 o 3 personas. En los casos de los supercontagiadores, superan este promedio.

Pero la epidemia no avanza uniformemente, los científicos han observado que los casos se agrupan formando cluster (grupos). Es por eso que además del R0, usan un valor llamado factor de dispersión (k), que describe cuánto se agrupa una enfermedad. Cuando k está cerca de 0, un pequeño número de personas dan lugar a muchas infecciones. En 2005 un estudio publicado en la revista científica Nature estimó este parámetro para varios virus. El SARS tenía una k de 0,16, el MERS de aproximadamente 0,25 pero la gripe de 1918 tenía un K igual a 1 lo que indica que los grupos jugaron un papel menor.

En un estudio aún no revisado por pares Adam Kucharski, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (Inglaterra), estimó que k para COVID-19 es tan bajo como 0,1. “Probablemente alrededor del 10% de los casos conducen al 80% de la propagación”, dijo Kucharski.

Por qué los coronavirus se agrupan mucho más que otros agentes patógenos se desconoce, pero el investigador ve en este fenómeno una oportunidad: “Como la mayoría de los individuos infectados no contribuyen a la expansión de la epidemia, el número efectivo de reproducción podría reducirse drásticamente al prevenir eventos de supercontagio”.

Cuatro clases de supercontagio
El investigador Benjamin Althouse, del Instituto de Modelado de Enfermedades y la Universidad de Washington (Estados Unidos), describe 4 tipos de eventos de supercontagio:

Biológico: individuos con alta capacidad de transmisión por un motivo biológico, por ejemplo, porque su carga viral en un determinado momento es muy alta. En el SARS-CoV-2 la mayor carga viral se da justo antes o al inicio de la aparición de los síntomas y disminuye a la semana.
Social: personas con mucha interacción social, por su trabajo o aficiones.
Lugares de alto riesgo, como residencias geriátricas, centros de salud y hospitales, grandes albergues donde muchas personas tienen contacto estrecho.
Escenarios oportunistas: cuando muchos individuos se concentran temporalmente, como misas, eventos deportivos, fiestas populares, conciertos o reuniones familiares.
“Si bien los eventos de supercontagio están alimentando este brote, tenemos la oportunidad de aprovechar esta heterogeneidad en la transmisión y usarla para estratificar el riesgo de poblaciones y ubicaciones para intervenciones de salud pública e interrumpir futuros focos de contagio. Se necesitan métodos novedosos para predecir, identificar o aislar rápidamente a individuos/puntos críticos con el potencial de causar eventos de supercontagio”, concluye Althouse.

Fuente: www.chequeado.com