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Ante la falta de respiradores, un invento de US$500 podría salvar muchas vidas.

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Mientras los hospitales registran sus almacenes en busca de ventiladores para pacientes con Covid-19, un grupo de inventores israelíes han propuesto una solución: un respirador de código abierto de puede construirlo usted mismo y que cuesta menos de US$500.

Llamado AmboVent, es la creación de un equipo dirigido por David Alkaher, de 40 años de edad y jefe de tecnología de una unidad de electrónica de la Fuerza Aérea de Israel. El dispositivo —que se basa en componentes simples y fáciles de encontrar, como motores de limpiaparabrisas— tiene una ventaja de precio sobre los modelos a gran escala: los respiradores de alta gama hechos por empresas como Philips pueden costar casi 100 veces más. Debido a la dificultad para conseguir respiradores de cualquier tipo, en ocasiones los médicos de unidades de cuidados intensivos atiborradas de pacientes se han visto obligados a decidir a quién conectan al último respirador disponible. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó el mes pasado a General Motors Co. construir respiradores para ayudar a reducir la escasez, y la semana pasada anunció los preparativos para las entregas. “Estamos en una carrera”, dijo Eitan Eliram, un emprendedor tecnológico que administra el proyecto junto con Yuval Eran, un paramédico del servicio médico de emergencia israelí Magen David Adom. “El coronavirus nos enseñó algo: hay que moverse rápido”. Otras iniciativas para aumentar el acceso a los dispositivos incluyen el E-Vent del Instituto Tecnológico de Massachusetts y el Pandemic Ventilator Project. La necesidad es crucial: países como Liberia, Sudán del Sur y la República Centroafricana solo tienen unos pocos ventiladores. Somalia no tiene ninguno. EE.UU. ha comprado más de 187.000 este año. «Dispositivo de compasión» AmboVent usa un brazo robot simple para comprimir una bolsa Ambu —que es un globo con forma de balón de fútbol que el personal de emergencia usa normalmente para ayudar a respirar— para forzar el aire a través de un tubo hacia los pulmones de los pacientes. Aunque puede salvar vidas, “es un dispositivo de compasión de segunda opción”, dijo Eliram. “Este es un plan B para los hospitales, una vez que se hayan quedado sin máquinas de US$40.000”. El 1 de abril, el equipo de Alkaher publicó el diseño del AmboVent-1690-108 en el foro en línea GitHub para permitir que cualquier persona pueda ejecutar la idea. El equipo detrás del AmboVent está ocupado produciendo 20 prototipos con un presupuesto reducido de US$200.000 y planea enviarlos a varios países donde otros desarrolladores dirigirán el proceso para obtener la aprobación regulatoria.

Una ventaja del diseño es que se basa en componentes que son fáciles de obtener, dijo Essen Davis, un paramédico de 42 años de Detroit que ha retroalimentado a los diseñadores del AmboVent. Los respiradores o ventiladores necesitan medir la humedad, la temperatura del aire, la presión y el flujo para funcionar de manera efectiva. “Hay muchos acertijos por resolver”, explicó Davis. “Estamos cerca, pero no estamos al 100%. Si lo lograremos a tiempo para ayudar a mucha gente, esa es la pregunta del millón de dólares”. Los planos del AmboVent se han descargado más de 40.000 veces y alrededor de 300 equipos desde Alaska hasta Ucrania han mostrado interés, dijo Eliram. Su agrupación se registró el domingo como organización sin fines de lucro en Israel y esta semana comenzará una campaña de recolección de fondos en CauseMatch para pagar personal a tiempo completo. Pocas pruebas La gran pregunta es si los reguladores aprobarán el dispositivo. Una de las pocas pruebas realizadas hasta el momento utilizó a un cerdo en el hospital Hadassah en Jerusalén. Si bien alaba la iniciativa, Frans van Houten, director ejecutivo de Philips, expresó algunas dudas sobre la competencia de bajo costo. “Es difícil imaginar que todas estas iniciativas lograrán crear un respirador de cuidados críticos aprobado por los reguladores y que sea seguro de usar”, dijo en una entrevista. Los respiradores de Philips controlan el suministro de oxígeno a los pacientes a través de más de un millón de líneas de código de software, dijo Van Houten. La compañía holandesa está invirtiendo más de 100 millones de euros (US$109 millones) para agregar cinco líneas de producción y acelerar la fabricación, y también introdujo un modelo menos costoso. Por lo general, los más baratos cuestan alrededor de 3.500 euros, dijo. AmboVent tiene una tarjeta inteligente que permite a los programadores regular su velocidad y puede conectarse a aplicaciones de teléfonos inteligentes para que los médicos puedan determinar rápidamente qué paciente es el que necesita más atención en una sala.

Fuente www.perfil.com.